Estamos a pocos días de iniciar nuevamente con el tiempo litúrgico de la Cuaresma y Semana Santa en Guatemala, y el pueblo católico se prepara una vez más para adentrarse en la contemplación y meditación de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Además, tenemos la oportunidad de compartir un legado de tradiciones que llevan consigo religiosidad, cultura, tradiciones y gastronomía. Sin duda alguna, la Semana Santa en Guatemala es única, tanto es así que la UNESCO la declaró como patrimonio inmaterial de la humanidad.

Durante la Cuaresma y Semana Santa es como si el país se transformara en un escenario lleno de color, fe y fervor. Las calles se llenan de alfombras de aserrín, que son verdaderas obras de arte efímeras. Los sahumadores se encargan de disipar el olor a incienso en el aire, creando una atmósfera mística y solemne. Los cucuruchos y devotas desfilan, llevando en sus hombros a la imagen de su devoción y transmitiendo la tradición y la devoción.

Pero no todo es solemnidad, también hay lugar para la gastronomía y la diversión. Durante la Semana Santa, las calles se llenan de deliciosos antojitos como las torrejas y los famosos molletes con miel. Esos días son ideales para reunirse con la familia y amigos, disfrutar de una buena comida y compartir risas y anécdotas.